Pronombres átonos ¡ojo a la diferencia!
Cuando hablamos de rutinas diarias, hemos visto muchos verbos reflexivos, como:
No hay un porqué por el que debas dudar, porque yo te explico el por qué.
Hay palabras que usamos todos los días y, aun así, nos hacen tropezar. “Porque”, “por qué”, “porqué” y “por que” son de las que generan más dudas… pero entenderlas es mucho más fácil de lo que parece.
¿Por qué decimos ''el águila'' pero ''la agüita''? Guía exprés para entenderlo sin dolores de cabeza.
Cuando un sustantivo femenino empieza por a tónica (es decir, con el acento en esa ''a'': águila, agua, aula, hambre), el español evita decir ''la agua''… para que no suene a tartamudeo fonético.Por eso decimos:
CRUCIGRAMA
La lengua no se detiene
Cada año, la RAE abre las puertas del Diccionario a lo que ya decimos sin pedir permiso.Y este 2025 viene cargado de incorporaciones curiosas, útiles… y alguna que otra travesura lingüística o absurdez (palabra que desde ya, exijo en el diccionario).
Modismos
Un modismo, es una frase cuyo significado no se puede deducir simplemente traduciendo sus palabras. Estas expresiones se basan en referencias culturales, imágenes o metáforas y son fundamentales para entender y hablar de manera natural en español.
Ni sexista ni inocente: la lengua, en el punto de mira
En el debate sobre el sexismo lingüístico, conviene distinguir entre lo que invisibiliza y lo que organiza el idioma.
El vértigo de empezar y las ganas de volar
El arte de no hacer nada
Dicen que las grandes ideas llegan en los momentos más insospechados: en la ducha, mirando por la ventana o incluso mientras intentas recordar por qué entraste al supermercado sin lista de la compra¿Coincidencia? ¡Para nada!.Reflexionar (o como algunos lo llaman, “quedarse en blanco con estilo”) es el ingrediente secreto de toda mente creativa.En un mundo que nos empuja a “hacer, hacer y hacer”, parece que detenerse un rato para pensar es un acto de rebeldía. Pero aquí va el dato importante: si no paramos a reflexionar, corremos el riesgo de llenar nuestra agenda con tareas que no llevan a ningún lado. Es como pedalear una bicicleta fija: mucho movimiento, cero avance.Cuando te das un espacio para reflexionar, tu cerebro tiene tiempo para conectar ideas, explorar ángulos inesperados y, a veces, descubrir que la solución no era más esfuerzo, sino más claridad. Es en esos momentos de pausa cuando surgen las grandes ideas, esas que te hacen pensar: “¿Cómo no lo vi antes?” Spoiler: no lo viste porque estabas demasiado ocupado.Así que aquí va mi reflexión (que no consejo): si quieres ser más creativo o tomar mejores decisiones, practica el arte de parar. Reflexiona, duda, escribe garabatos en un papel si es necesario. Tu próxima idea brillante podría estar esperando a que dejes de correr y te tomes un respiro.A veces, la productividad más rentable empieza por mirar al techo con intención.
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